En algunos casos los preparados farmacéuticos de muérdago también se administran como infusión bajo supervisión médica. Esta aplicación se lleva a cabo de manera off label, es decir, después de haberle informado al paciente y con su consentimiento, bajo responsabilidad del médico.
Comúnmente se precede con una fase de inyecciones de muérdago subcutáneo, que generalmente se continúa en paralelo. Cuando se administra por vía intravenosa, la concentración de extracto de muérdago se incrementa de una infusión a otra durante varios días, a veces semanas, dependiendo de la reacción. En el caso de una situación de enfermedad inestable o de un estado debilitado de fuerzas, las infusiones de muérdago complementarias a la aplicación subcutánea pueden, en algunos casos, estabilizar de manera impresionante el estado corporal y anímico.
Con las dosis altas correspondientes de infusiones de muérdago, a menudo en combinación con inyecciones de muérdago subcutáneo, se puede lograr que la temperatura corporal aumente significativamente durante varias horas hasta inclusive hasta llegar a una fiebre alta, con ello se estimula el sistema inmune. Sin embargo, como condición previa, este tratamiento requiere de una experiencia médica correspondiente, así como un estado de fuerza suficientemente estable en el/la paciente. Después que la fiebre disminuye, el/la paciente se siente a menudo agradablemente reanimado y vigorizado.
Justamente durante la quimioterapia, las infusiones complementarias de muérdago han demostrado ser útiles. La experiencia muestra que los/las pacientes a menudo se sienten significativamente más vitales y sufren menos fatiga causada por el tumor. En caso de cáncer avanzado, con perdida de fuerzas y pérdida de peso, a menudo los pacientes se sienten significativamente estabilizados, vuelve el apetito y las actividades físicas como la caminata, vuelve a ser posibles nuevamente.
Con la administración intravenosa existe un mayor riesgo de efectos secundarios, por ejemplo, por las llamadas reacciones pseudoalérgicas (especialmente si la infusión es demasiado rápida). Por esta razón, esta forma de terapia debe realizarse después de una fase de inducción previa con inyecciones subcutáneas y siempre solo en el consultorio o en el hospital bajo la supervisión de una/un médico(a) con experiencia en este tipo de aplicación. Cuando la infusión discurre muy lentamente, tales reacciones no deseadas se presentan con menor frecuencia. Por esto, una infusión de este tipo generalmente demora entre dos a cuatro horas, y en el primer cuarto de hora el curso debe ser observado con especial atención.